sábado, 20 de abril de 2013

La creatividad en el aula.

Entendemos por creatividad la habilidad que tiene un individuo para crear,hacer o concebir algo, que regularmente asociamos con utilidad y belleza. En el ámbito educativo además de útil y bello debe estimular el aprendizaje.
Los docentes pueden utilizar distintas estrategias y recursos para desarrollar el potencial creativo de los alumnos.No es una asignatura ni está recogida como tal en los currículos académicos. Sin embargo, la creatividad es una destreza esencial para el desarrollo cognitivo del estudiante. Esta capacidad, inherente en los más pequeños, se sustituye por un pensamiento más lógico y racional a medida que se madura, pero hay estrategias para que no se pierda y se estimule a lo largo del tiempo.
Innovación es un término de moda en la actualidad. Ser capaz de generar nuevas ideas y buscar soluciones diferentes a problemas de la vida diaria es una cualidad muy valorada en el entorno laboral y se traduce en una sola capacidad: la creatividad. Aunque a menudo se asocia al talento y tiende a considerarse como una cualidad innata, exclusiva de unos pocos, numerosos especialistas apuntan que ser creativo es patrimonio de todos y se puede aprender y desarrollar si se utilizan los recursos y estrategias adecuadas.
Paul Torrance, psicólogo estadounidense y uno de los principales especialistas en el campo de la creatividad infantil, concluye en sus investigaciones que la creatividad en los niños aumenta durante los tres años del preescolar (de 3 a 6 años), para decrecer después. Esta tendencia natural hacia un pensamiento más lógico y racional a medida que pasan los años se reafirma con la metodología didáctica común que se aplica en los centros educativos, donde se tiende hacia una formación más teórica, centrada en la adquisición de conocimientos formales.
Esta práctica frecuente en el ámbito escolar es una de las principales inhibidoras de la creatividad en los alumnos. Como apunta Kaye Thorne, especialista en innovación y desarrollo de organizaciones, en su obra 'Motivación y creatividad en clase', "las metodologías más estimulantes quedan prácticamente reservadas para la formación preescolar y los cursos iniciales". La autora afirma que es necesario, en etapas posteriores, potenciar la creatividad del estudiante y proporcionarle "un ambiente educativo motivador que haga del aprendizaje una aventura creativa".La fluidez de ideas, la flexibilidad o la originalidad de pensamiento, son algunas de las habilidades que se relacionan con el pensamiento creativo. Estas destrezas se impulsan, en muchos casos, por determinados rasgos personales, como la iniciativa, curiosidad, espontaneidad o intuición, que favorecen su desarrollo. Por el contrario, otras cualidades como la falta de confianza, la inseguridad o la tendencia excesiva a la lógica y el orden sirven de bloqueo para cualquier proceso que implique un acto creativo.
El docente que desea estimular el aprendizaje en sus alumnos debe empezar por potenciar en su actividad diaria los rasgos y cualidades favorecedores de la creatividad y, a su vez, disminuir otros que bloquean esta capacidad.
Para estimular el comportamiento creativo del alumnado, los especialistas proponen que el profesor aplique las siguientes estrategias en el aula:
  • Hacer preguntas estimulantes: en vez de ceñirse a repetir la información de los libros, el docente puede optar por hacer preguntas desafiantes a los alumnos, que les motiven a pensar y a razonar y les exijan ir más allá de los contenidos curriculares.
  • Respetar las respuestas e ideas de los alumnos: para evitar la inseguridad y la falta de confianza y potenciar la espontaneidad y la iniciativa, es necesario que el profesor promueva un ambiente de respeto y aceptación de las ideas en clase, evite la crítica destructiva y las humillaciones de otros alumnos.
  • Reconocer y valorar la originalidad: si se quiere estimular las ideas creativas, es necesario valorarlas para que el estudiante no pierda espontaneidad. Esto servirá de ayuda para incentivar a los alumnos a presentar y defender sus ideas originales.
  • Diversificar las metodologías didácticas: la creatividad del alumno empieza por la del docente. Si éste es capaz de incorporar a la actividad diaria técnicas didácticas originales y diferentes, como lluvia de ideas o actividades combinadas con juegos, favorecerá el pensamiento creativo del estudiante.
  • Detectar las potencialidades creativas de cada alumno: durante la actividad docente, el profesor debe ser capaz de identificar el potencial de cada alumno y las habilidades creativas para las que está más capacitado. De este modo, en su trabajo posterior podrá incidir en el estímulo de las cualidades detectadas y el refuerzo de otras que tenga el estudiante en menor medida.
  • No todas las ideas originales son buenas: una idea creativa no es sinónimo de correcta. En estos casos, es necesario, desde una crítica constructiva, enseñar a los alumnos a revisar y redefinir sus propuestas sin que desechen la parte de originalidad que las promueve.
El uso de las tics genera nuevos ámbitos de motivación y pueden ayudar enormemente a desarrollar en el niño las habilidades y competencias que contribuyan a mejorar sus capacidades para leer, analizar y comprender los textos, incluyendo la intencionalidad de los mismos e incluso creando nuevos propuestas textuales que comprueben la apropiación de los temas.
Las TICS constituyen instrumentos poderosos y versátiles que complementan el quehacer pedagógico. Los docentes deben tener claras estas ideas y tener una actitud por lo menos abierta hacía la integración de las TIC en los procesos educativos así se abren nuevas ventanas que permiten a estudiantes y profesores el acceso a cualquier información, se crean nuevos espacios, nuevas tareas, nuevas actitudes de motivación y predisposición al aprendizaje.



BIBLIOGRAFÍA
eduteca.com
www.consumer.es

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